PARROQUIA SAN DIEGO DE ALCALÁ
Bendecido el Domingo 30 de Agosto de 2009
Hace un año se acercaron dos señoras de la Fundación Manos Abiertas, Carmen Gloria Ríos y Francisca Claro. Me dijeron que existía una institución de la Iglesia de Santiago, cuyo fin era fomentar el buen arte para los templos de la arquidiócesis.
Desde la consagración de nuestro nuevo Templo Parroquial por parte del Sr. Cardenal en noviembre del 2007, yo tenía la idea de que se pudiera pintar un mural, fresco o alguna obra de arte en la parte de atrás del presbiterio. El espacio estaba justo para algo así.
Así llegó a la parroquia, la sra. Ximena Cousiño quien estaba dispuesta a realizar una obra en ese lugar. Conversé con ella de qué se podría tratar. Entonces, le pedí que pudiera ser una “Ultima Cena”, por la importancia que la Eucaristía tiene para la vida de la Iglesia y para la vida de cada cristiano católico. También le mostré una estampita muy bonita que tenía donde salía una última cena, pero con la característica que en el mismo cuadro aparecía dos veces la imagen de Jesús: en una estaba en la última cena con todos los apóstoles y adelante de la mesa de la comida aparecía el mismo Jesús lavando los pies a uno de los apóstoles. Le pregunté a Ximena si algo así se podría hacer porque era muy original y muy significativo. El “lavado de los pies” es toda la vocación de servicio de la Iglesia que nace de la Eucaristía y la que debe conducir a cada uno de los cristianos y especialmente a los sacerdotes. Ella me contestó que lo estudiaría.
La artista Ximena me comentó nunca había hecho un fresco en una iglesia, pero que sí que le gustaba y le atraía mucho la idea... Yo le dije que lo menos que esperaba era un fresco o mural como los de la Capilla Sixtina... Creo que con eso ella más se entusiasmó y empezó a investigar y estudiar cómo realizarlo, cómo eran los frescos de las iglesias antiguas, materiales, pinturas, muros, etc. Nos reunimos en un par de ocasiones y Ximena me mostró muchas fotos de iglesias, frescos, mosaicos antiguos, románicos, barrocos, rusos, etc. Por ahí, me fui dando cuenta que ella se lo había tomado muy en serio porque además muchas veces me dijo: Padre: "rece por mí, porque los autores de los íconos pintaban rezando para que su obra fuera la obra de Dios" y también muchas veces lo hacían los autores de los frescos medievales, renacentistas, etc.
En diciembre del año 2008 (si no me equivoco) ella me llamó para que fuera a su taller en el Barrio Bellavista, a mirar un boceto de lo que estaba ya realizando. Me gustó mucho y le dije que por mi lado siguiera adelante. No me acuerdo si en esa ocasión, le agregué que el fresco fuera ojalá muy catequético, es decir que al mirarlo enseñara - sin palabras - y que en lo posible pudiera contar con los 10 Mandamientos, el decálogo, porque mucha gente no los sabe ni los conoce. Cuando uno se enamora de Jesús, de su mensaje, de su Reino de amor, rápidamente desea vivir al estilo de Jesús. Y sabemos la importancia de los 10 Mandamientos para nuestro caminar en la vida de la fe. Yo había visto en Roma y en Italia especialmente, en algunas iglesias y catedrales algunos frescos hermosísimos que hablaban y catequizaban de sólo mirarlos y pensaba: ¿Por qué no hacer algo parecido en nuestra parroquia San Diego de Alcalá en Conchalí - Santiago? ¿Sólo en la antigüedad se podían hacer obras de arte hermosas para la Gloria de Dios? ¿Por qué no hoy hacer una obra que con sólo mirarla me ayudara a elevar el espíritu hacia Dios y me acercara a él e invitara a la oración? Estas preguntas estaban detrás del deseo de poner un fresco en nuestro Templo.
Me parece, que en esto, nos entendimos muy bien con Ximena Cousiño que siempre me dijo que su obra sería lo que se le pidiera. Por supuesto, que ella puso todo lo que Dios le inspiraba, como hemos podido ver en el resultado.
El Fresco - La pintura:
(Se llama así porque está pintado directamente en el muro del Templo, no sobre otro material que después se coloca sobre el muro).
Se llama al fresco porque se pone la pintura sobre el enlucido fresco y no seco como todas las otras tecnicas de mural o pintura. Es de las tecnicas más complicadas porque demanda mucha rapidez en la ejecución ya que una vez seco el enlucido la pintura no pega. El aglutinante de la pintura es el mismo muro. Aglutinante es en el caso del oleo, el aceite, de la tempera , el huevo ect..
Sus medidas son aproximadamente 7 metros de largo por 4 de alto y tiene tres secciones representando tres momentos.
A la izquierda el “Lavado de los pies” de dos discípulos (Pedro y Judas). La escena se desarolla bajo la ventana cerrada con postigo como lo exijía la tradición judía. Representa el madero , la pacsión que ya se cierne sobre Jesús.
Puse a estos dos apóstoles porque los dos iban a traicionar a Jesús esa noche. Dentro de nuestra vida muchas veces seremos unos Judas o unos Pedros. Uno se suicida y el otro vuelve a el llorando sus pecados. Son los dos caminos que se nos ofrecen ante nuestra debilidad humana. Pedro acepta que Jesús le lave los pies. Al poner a Judas tambén quería recalcar hasta que punto fue humilde Jesús, y todo lo que fue capaz de hacer para lograr salvar a Judas y convencerlo de su amor infinito. Es la última lucha que Judas entabla en su propia alma. Ante la infinita bondad casi sucumbe pero se niega a la gracia.
Al centro “La Última Cena”
11 apóstoles miran hacia Jesús inundados de luz, en cambio Judas, que está justo al frente del Señor, se niega a la luz, por eso ya está en sombras ,no lo mira y tiene la bolsa del dinero como que lo tironea hacia atrás. En sus dos manos hay comida, simbolizando el desorden de la carne (concuspicencia) y su apego a ella. Sobre su cabeza el esqueleto pascual cual muerte que se cierne sobre su cabeza, simboliza su voluntaria condenación. Hay una marraqueta de pan chileno y una fuente con hierbas amargas. También está la copa del vino. Además en la cena está presente la Santísima Trinidad. Arriba el Padre Dios (que se parece al hijo Jesús) y bajo el Padre, la paloma que representa al Espíritu Santo. Según la tradición estaban semi recostados por lo que lo natural era contemporalizarlo a un lenguaje corporal que se asemejara al nuestro. Los puse de rodillas en el momento de la consagración,”con las sandalias puestas y puñales ceñidos” A uno de los apóstoles se le ve su sandalia. Cada apóstol tiene dos colores en su ropa, el color cálido simboliza lo terrenal el frío lo espiritual. En Judas lo espiritual ya no tiene cabida. El amarillo es el color de la locura y la insensatez.
Al lado derecho “La Huida de Judas”:
Aparece Judas saliendo de la sala e ingresando a la oscuridad, bajo la escalera está una palangana de agua que representa a la gracia de Dios, que Judas rechaza. La presencia de la escalera es real en el cenáculo y representa la enorme violencia que tuvo que hacerse a si mismo Judas para voluntariamente resistir al amor de Dios. Se da vuelta y da una última mirada a la luz de la gracia que el rechaza para abrazar las tinieblas.
A cada costado hay están cinco ángeles, que representan los 10 Mandamientos. Y que tienen la particularidad que algunos están con los ojos cerrados y otros con los ojos abiertos.
Los materiales:
El muro se tuvo que dejar completamente vacío de pintura y estuco, con el concreto a la vista. Luego se sobreponen distintas capas de arena cal muerta, ladrillo molido, polvo de mármol y agua de cal. Una vez tratado el muro y preparado para que se pintara se tenía sólo ocho horas para trabajar, porque después se secaba y ya no quedaba bien la obra. El muro se divide en octavas que son las ocho horas que se tienen para pintar. El enlucido que no se alcanza a pintar se tiene que desechar. y si se pasa de las ocho horas el pigmento no se adiere. Hay que pintar contra el tiempo, por lo que todos los colores y dibujos tienen que estar preparados de antemano.
Las personas:
La autora principal fue la sra. Ximena Cousiño quien trabajó, investigó, estudió y rezó más de un año en lo que quedaría finalmente en el muro de nuestra parroquia. Junto a dos ayudantes y a la ayuda del maestro Hernán, hicieron la obra en tres semanas, de tal manera que pudimos bendecirlo el domingo 30 de agosto de 2009, para gran alegría de toda la gente de nuestra parroquia y para la mayor gloria de Dios.
Gracias Señor Jesús porque tú motivaste a personas generosas que te aman y que han hecho posible que este fresco presida, de alguna manera, de ahora en adelante todas nuestras celebraciones litúrgicas, cada Eucaristía celebrada y todos los sacramentos recibidos por tus hijos en nuestro Templo de San Diego de Alcalá. Gracias amigos de la Fundación Manos Abiertas y a todos los que nos han hecho este hermoso regalo.
Ignacio Gramsch L., Pbro. Septiembre del 2009